LA MILENARIA HISTORIA DE SANT PERE DE CLARÀ

UN ANTIGUO CENOBIO BENEDICTINO

LOS ORÍGENES DE LA CAPILLA

La capilla de Sant Pere de Clarà marca los inicios de esta antigua finca. Los expertos defienden que podría existir desde el siglo IX o X, aunque la documentación más antigua que se ha encontrado es del año 1002 cuando la iglesia formaba parte de un priorato que dependía de los Monjes Benedictinos de Sant Cugat del Vallès. A partir del 1196 pasó, junto con Sant Ponç de Corbera, a depender de Sant Pere de Casserres. Estos tres cenobios eran los únicos en nuestro país del Ordren del Cluny tan extendido en Francia. En el siglo XV el priorato se convirtió en una prebenda en manos de priores comendatarios. Finalmente en 1592 el papa Climent VIII abolió el priorato de Clarà.

UNA PODEROSA HACIENDA Y UNA FUENTE MILAGROSA

LOS ORÍGENES DE LA MASÍA

La actual masía de Sant Pere de Clarà data del siglo XVII y sustituyó el edificio monacal del priorato de Sant Pere de Clarà. Fue alquilada a la família Marc que después la compró. La masía llevó este nombre, Can Marc, y con este nombre tiró adelante con fuerza y vitalidad durante más de tres siglos. Las aguas de la finca habían sido muy famosas porque se le atribuían poderes curativos, y hasta hace pocos años se embotellaba y se distribuía con el nombre de Aigua de Clarà.

LA TRANSFORMACIÓN EN CASA DE CAMPO

LA RESTAURACIÓN MODERNISTA

En el año 1920, Jaume Figueras, el abuelo de los actuales propietarios, compra la finca y encarga la restauración de la masía y de la capilla al arquitecto Joan Rubió, discípulo de Gaudí y colaborador en la construcción de la Sagrada Família, la Casa Batlló y el Park Güell. Joan Rubió fue el autor del edificio del Frare Blanc en la Avinguda del Tibidabo, la Casa Golferichs de la Gran Via o el Pont del Carrer del Bisbe entre otros. La afición de Joan Rubió por la arqueología y el paisajismo convirtió el proyecto de restauración de la masía y de la capilla en una auténtica obra maestra, tanto en la arquitectura interior y exterior de los edificios como en los jardines de la finca, creando un conjunto mágico y harmónico.

DE CORRAL A CAPILLA CONSAGRADA APTA PARA EL CULTO

LA RECUPERACIÓN DE LA CAPILLA

Cuando Jaume Figueras compró finca la capilla era utilizada de corral y la losa del altar estaba por el suelo, nadie sabía com había de colocarla. Un viejo pastor explicó que había visto la losa puesta sobre un pilar cilíndrico que en aquel momento servía de guarda-ruedas protegiendo la esquina de la casa. Recuperada la pieza comprobaron que encajaba con el altar pero el cura tenía que situarse detrás durante la misa, o sea de cara a los feligreses, cosa sin precedentes en el país. El caso se consultó en Roma, que autorizó esta disposición. Así, Sant Pere de Clarà es convirtió en el primer lugar de Catalunya donde la misa es celebraba de cara el pueblo. En el año 1925 la capilla volvió al culto, se consagró y celebró la primera misa el cardenal Dr. Vidal i Barraquer.

ADEMÁS DE LA MASÍA

LAS SEPULTURAS DE LA IGLESIA DE ARGENTONA

Un aspecto curioso para destacar fue la presencia de tumbas nobiliarias en la Capilla de Sant Pere de Clarà. Algunas de estas tumbas hoy ya no están en Clarà ya que se trasladaron para decorar la fachada de la iglesia de Argentona. El responsable de este traslado fue, ni más ni menos, que el genial arquitecto Josep Puig i Cadafalch, que conocía la existencia de la capilla y de su historia milenaria. La presencia de tumbas nobiliarias se debe a que Sant Pere de Clarà fue utilizado como a recinto funerario por diferentes señores de la comarca del Maresme. Mientras fue priorato benedictino, Sant Pere de Clara tuvo esta función para la estirpe de los Sant Vicenç, señores de los castillos de Vilassar y Burriac.

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